Una buena gestión contable es disponer permanentemente del control de la salud de la empresa a través de su diagnóstico, a la vez que es cumplir con la legislación vigente en la materia. Asimismo, gestionar adecuadamente las necesidades de financiación puede suponer la diferencia entre la estabilidad y tener que afrontar problemas en este aspecto con proveedores, acreedores y clientes.